COMO ENSEÑAR A UN LORO?

Para empezar a entrenar a un loro, es necesario separarse unos minutos diarios para trabajar con el ave, y tener un montón de convites a mano para recompensar su buen comportamiento y aprendizaje.
Salir de la jaula

Enséñele desde un comienzo a su loro a salir de su jaula sin problemas. Los loros son territoriales. Desean estar a cargo de su jaula, y es por eso que es difícil sacarlos de allí. La mayoría de los amaestradores de loro, primero intentan darles una señal de que están a punto de abrir su jaula, diciendo "¡para arriba!". Después de que abra su jaula, ponga su mano y déjelo salir hacia afuera caminando sobre su mano. Si siempre le dice "¡para arriba!" antes de que abra la jaula, entenderá que usted está listo para sacarlo de su casa.

Palillo para las órdenes

Use un palillo en vez de su mano para darle órdenes de comportamiento. Los loros saben como usar sus picos ante cualquier cosa que los molesta. Y una mano que entra a sus jaulas hace a menudo termina mal. Por eso, muchos amaestradores usan un palillo en vez de su mano, para enseñarle a su loro ciertas órdenes. Podría utilizar el entrenamiento del palillo desde bien temprano, pero tampoco abuse, para que el ave no piense que su mano no es un buen lugar para sentarse o reposarse.

Órdenes cortas

Utilice órdenes cortas. Los loros entienden mejor estas órdenes, y en consecuencia pueden actuar de la mejor manera posible, si vienen en palabras cortas. Utilice palabras de una sola sílaba, cuando le sea posible. No hay ninguna palabra incorrecta de utilizar, a excepción de "shhh." Este ruido les recuerda los sonidos que hacen sus enemigos naturales en la selva, y podría hacer crecer a su loro asustado.

Cuidado con hacer a su loro altanero

Puede que sea bueno sostener al loro al lado de su cuerpo, mientras lo entrena. Aunque mucha gente piensa que es aceptable entrenar a los loros mientras estos se sientan en sus hombros, esto podría tener un efecto perjudicial más adelante. Cuando se acostumbran a sentarse en el hombro de una persona, la mayoría de los loros demuestran más adelante un comportamiento agresivo hacia su dueño y otras personas y animales

COMO ENSEÑAR A UN LORO A HABLAR:

.puede ser desde una experiencia extraordinaria a una auténtica desesperación. No todas las aves aprenden a hablar. Tampoco todas las personas que tienen loros son buenos profesores. El que un loro llegue a hablar depende de varios factores: la especie, la personalidad, la edad, la relación del ave con la persona y la técnica de aprendizaje empleada.

¿Porque hablan los loros?

Las aves presentan en la bifurcación de la tráquea, el órgano de la fonación, la siringe. La forma de la siringe varia entre los diferentes grupos de aves. Suele estar compuesta de cartílagos, músculos propios y membranas.

La salida de aire desde los sacos aéreos y los pulmones pasa por este órgano. Su musculatura abre más o menos la luz y tensa las membranas. La calidad y la complejidad del canto dependen pues, de la musculatura siringea.

Las psitácidas son unas de las aves que emiten sonidos más elaborados. Hay grupos de aves que pueden realizar un mayor abanico de sonidos. Así, los estorninos pueden realizar un gran repertorio de cantos e imitar los reclamos de otras aves.

¿Que es hablar?

En un principio se pensaba que algunas aves podían repetir palabras o frases que oían de la gente, sin que llegaran a entender lo que decían. No es por tanto hablar. Estudios posteriores han demostrado que además pueden llegar a entender las palabras y emplearlas en situaciones concretas.

Los estudios realizados por la doctora Irene M. Pepperberg con el famoso yaco Alex son sorprendentes. La doctora Pepperberg estuvo varios meses enseñando a hablar a Alex, que aprendió a nombrar unos 40 objetos diferentes, diferenciar 7 colores, decir frases del tipo “Ven aquí”, “Quiero una manzana” y aprender conceptos abstractos como “igual” o “diferente”, entre otras cosas. No todas las aves llegan a aprender como Alex, pero también algunas pueden llegar a aprender más.

¿Hablan todos los loros?

Hay especies de loros que son mejores habladoras que otras.

El loro gris africano o yaco (Psittacus erithacus) es considerado el que tiene mejor actitud para hablar, seguido de algunas especies de amazonas, como el amazonas frentiazul (Amazona aestiva), el amazonas frentirroja (Amazona autumnalis) y el amazonas real (Amazona ochrocephala).

Algunos guacamayos, como el guacamayo azulamarillo (Ara ararauna) y el guacamayo macao (Ara macao) también tienen capcidad para hablar.

Las cacatúas también pueden aprender a hablar, y a diferencia de los guacamayos tienen la voz más suave. Sin embargo, ni los guacamayos ni las cacatúas son fáciles de enseñar.

Otras especies de psitácidas más pequeñas, como los periquitos (Melopsittacus undulatus) y cotorras del género Psittacula, como la cotorra de Kramer (P. krameri), cotorra de Alejandria (P. eupatria) y la cotorra ciruela (P.cyanocephala), las carolinas (Nymphicus hollandicus), los inseparables (Agapornis sp.) y otras pequeñas cotorras también pueden aprender a hablar, pero es bastante más difícil llegar a conseguirlo.

Los mainates especialmente el mainate de la India son también muy conocidos por sus habilidades parlantes.

Algunas condiciones para que hable tu loro

Es más fácil enseñar a hablar a un ave que a dos. Dos aves juntas suelen “conversar” más entre ellas y es difícil hacer que hablen. Las psitácidas son criaturas sociales y no les gusta la soledad. Si se las deja solas deben tener a disposición espejos u otros juguetes. El que jueguen no es contraproducente con el proceso de aprendizaje o de amansamiento.

Es fundamental que el animal se encuentre en un buen ambiente para conseguir que pueda hablar. Hay que tratar al ave como si fuera una persona. Debemos ser más amigos del ave que propietarios. El animal se debe situar en un lugar donde pueda recibir una buena atención y donde pueda relacionarse con las personas de la casa.

Si el ave está asustada debemos tener paciencia. Un animal asustado no aprende. Un ave que se encuentre bien entre personas es más fácil que aprenda que si tiene miedo o si está nerviosa. La paciencia es vital, no solo para ganar la confianza del animal sino también para enseñarle a hablar.
Problemas

A veces la facilidad para aprender a hablar se convierte en un problema: el ave puede imitar el sonido del teléfono móvil, el timbre de la casa o repetir palabras “poco educadas” en presencia de una visita. Anécdotas de este tipo hay para todos los gustos, y los propietarios de yacos y amazonas las conocen bien.

Como enseñar a hablar a un loro

Una vez seleccionado un posible buen alumno y dispuestos a dedicarle tiempo y paciencia, hay que seguir una serie de recomendaciones:

  • Desde el momento en que el loro llega a casa hay que dedicarle un tiempo al día a hablarle. Se le puede explicar lo que haces durante el día, contarle cosas… como si se lo dijera a un niño.
  • Hacer que aprendan la primera palabra tal vez sea lo más difícil. Hay aves que lo consiguen en una semana y otras tardan meses, o nunca llegan a aprender a hablar. Una vez que ha aprendido la primera palabra o frase podrá aprender nuevas palabras con mayor rapidez.
  • Para que aprenda una determinada palabra hay que repetírsela de la forma más clara y precisa posible. Es fundamental que mantengamos la atención del ave, hablándole cerca. Para aves pequeñas parece suficiente con dos sesiones diarias de entrenamiento de 10 a 15 minutos. Para aves más grandes se requiere más tiempo. Lo primero que suelen aprender la mayoría es a decir “HOLA”.
  • Hay que enseñarle por asociación. Use siempre la misma frase base para cada cosa. Por ejemplo si le esta enseñando a pedir comida use siempre la palabra QUIERO en la frase de solicitud de comida: “QUIERO UN POCO DE MANZANA, QUIERO UN POCO DE PLATANO”.
  • Fotografía de un propietario enseñando a hablar a su loro
  • No aburra al ave haciendo que repita una y otra vez la misma frase. Si le está enseñando un determinado objeto, es mejor que emplee la nueva palabra en diferentes contextos, por ejemplo: ¿QUIERES MANZANA? AQUÍ TIENES LA MANZANA. HUMMMMM, QUE RICA LA MANZANA.
  • También puede emplear grabaciones de un cassette, pero no más de 15 minutos cada sesión y se debe estar presente para interactuar con el ave y la grabación. Cuanto más tiempo se interactue y se participe con el ave en el proceso de aprendizaje, más aprenderá.
  • Para que aprenda frases concretas hay que hacerlo en periodos específicos, que pueden ser los momentos en que la ave este más expresiva. Las sesiones deben ser cortas, de no más de 15 a 20 minutos.
  • Observe al ave e identifique qué cosas del ambiente llaman la atención del animal, y hable con ella sobre estas cosas.
  • No fuerce al ave a aprender demasiadas frases de una sola vez. Es mejor trabajar pocas frases y que el ave aprenda a utilizar el tono adecuado para cada una. Si se le enseñan demasiadas frases en poco tiempo puede repetirlas sin la entonación adecuada, de una forma homogénea o fría, más parecido a como hablaría un robot futurista que no una persona.
  • Si quiere que aprenda a hablar no empiece a enseñarle a silbar. Puede enseñarle a silbar una vez que ya ha aprendido a decir las primeras palabras.
  • COMO ENSEÑAR A UN LORO A HABLAR:

    .puede ser desde una experiencia extraordinaria a una auténtica desesperación. No todas las aves aprenden a hablar. Tampoco todas las personas que tienen loros son buenos profesores. El que un loro llegue a hablar depende de varios factores: la especie, la personalidad, la edad, la relación del ave con la persona y la técnica de aprendizaje empleada.

    ¿Porque hablan los loros?

    Las aves presentan en la bifurcación de la tráquea, el órgano de la fonación, la siringe. La forma de la siringe varia entre los diferentes grupos de aves. Suele estar compuesta de cartílagos, músculos propios y membranas.

    La salida de aire desde los sacos aéreos y los pulmones pasa por este órgano. Su musculatura abre más o menos la luz y tensa las membranas. La calidad y la complejidad del canto dependen pues, de la musculatura siringea.

    Las psitácidas son unas de las aves que emiten sonidos más elaborados. Hay grupos de aves que pueden realizar un mayor abanico de sonidos. Así, los estorninos pueden realizar un gran repertorio de cantos e imitar los reclamos de otras aves.

    ¿Que es hablar?

    En un principio se pensaba que algunas aves podían repetir palabras o frases que oían de la gente, sin que llegaran a entender lo que decían. No es por tanto hablar. Estudios posteriores han demostrado que además pueden llegar a entender las palabras y emplearlas en situaciones concretas.

    Los estudios realizados por la doctora Irene M. Pepperberg con el famoso yaco Alex son sorprendentes. La doctora Pepperberg estuvo varios meses enseñando a hablar a Alex, que aprendió a nombrar unos 40 objetos diferentes, diferenciar 7 colores, decir frases del tipo “Ven aquí”, “Quiero una manzana” y aprender conceptos abstractos como “igual” o “diferente”, entre otras cosas. No todas las aves llegan a aprender como Alex, pero también algunas pueden llegar a aprender más.

    ¿Hablan todos los loros?

    Hay especies de loros que son mejores habladoras que otras.

    El loro gris africano o yaco (Psittacus erithacus) es considerado el que tiene mejor actitud para hablar, seguido de algunas especies de amazonas, como el amazonas frentiazul (Amazona aestiva), el amazonas frentirroja (Amazona autumnalis) y el amazonas real (Amazona ochrocephala).

    Algunos guacamayos, como el guacamayo azulamarillo (Ara ararauna) y el guacamayo macao (Ara macao) también tienen capcidad para hablar.

    Las cacatúas también pueden aprender a hablar, y a diferencia de los guacamayos tienen la voz más suave. Sin embargo, ni los guacamayos ni las cacatúas son fáciles de enseñar.

    Otras especies de psitácidas más pequeñas, como los periquitos (Melopsittacus undulatus) y cotorras del género Psittacula, como la cotorra de Kramer (P. krameri), cotorra de Alejandria (P. eupatria) y la cotorra ciruela (P.cyanocephala), las carolinas (Nymphicus hollandicus), los inseparables (Agapornis sp.) y otras pequeñas cotorras también pueden aprender a hablar, pero es bastante más difícil llegar a conseguirlo.

    Los mainates especialmente el mainate de la India son también muy conocidos por sus habilidades parlantes.

    Algunas condiciones para que hable tu loro

    Es más fácil enseñar a hablar a un ave que a dos. Dos aves juntas suelen “conversar” más entre ellas y es difícil hacer que hablen. Las psitácidas son criaturas sociales y no les gusta la soledad. Si se las deja solas deben tener a disposición espejos u otros juguetes. El que jueguen no es contraproducente con el proceso de aprendizaje o de amansamiento.

    Es fundamental que el animal se encuentre en un buen ambiente para conseguir que pueda hablar. Hay que tratar al ave como si fuera una persona. Debemos ser más amigos del ave que propietarios. El animal se debe situar en un lugar donde pueda recibir una buena atención y donde pueda relacionarse con las personas de la casa.

    Si el ave está asustada debemos tener paciencia. Un animal asustado no aprende. Un ave que se encuentre bien entre personas es más fácil que aprenda que si tiene miedo o si está nerviosa. La paciencia es vital, no solo para ganar la confianza del animal sino también para enseñarle a hablar.
    Problemas

    A veces la facilidad para aprender a hablar se convierte en un problema: el ave puede imitar el sonido del teléfono móvil, el timbre de la casa o repetir palabras “poco educadas” en presencia de una visita. Anécdotas de este tipo hay para todos los gustos, y los propietarios de yacos y amazonas las conocen bien.

    Como enseñar a hablar a un loro

    Una vez seleccionado un posible buen alumno y dispuestos a dedicarle tiempo y paciencia, hay que seguir una serie de recomendaciones:

    • Desde el momento en que el loro llega a casa hay que dedicarle un tiempo al día a hablarle. Se le puede explicar lo que haces durante el día, contarle cosas… como si se lo dijera a un niño.
    • Hacer que aprendan la primera palabra tal vez sea lo más difícil. Hay aves que lo consiguen en una semana y otras tardan meses, o nunca llegan a aprender a hablar. Una vez que ha aprendido la primera palabra o frase podrá aprender nuevas palabras con mayor rapidez.
    • Para que aprenda una determinada palabra hay que repetírsela de la forma más clara y precisa posible. Es fundamental que mantengamos la atención del ave, hablándole cerca. Para aves pequeñas parece suficiente con dos sesiones diarias de entrenamiento de 10 a 15 minutos. Para aves más grandes se requiere más tiempo. Lo primero que suelen aprender la mayoría es a decir “HOLA”.
    • Hay que enseñarle por asociación. Use siempre la misma frase base para cada cosa. Por ejemplo si le esta enseñando a pedir comida use siempre la palabra QUIERO en la frase de solicitud de comida: “QUIERO UN POCO DE MANZANA, QUIERO UN POCO DE PLATANO”.
    • Fotografía de un propietario enseñando a hablar a su loro
    • No aburra al ave haciendo que repita una y otra vez la misma frase. Si le está enseñando un determinado objeto, es mejor que emplee la nueva palabra en diferentes contextos, por ejemplo: ¿QUIERES MANZANA? AQUÍ TIENES LA MANZANA. HUMMMMM, QUE RICA LA MANZANA.
    • También puede emplear grabaciones de un cassette, pero no más de 15 minutos cada sesión y se debe estar presente para interactuar con el ave y la grabación. Cuanto más tiempo se interactue y se participe con el ave en el proceso de aprendizaje, más aprenderá.
    • Para que aprenda frases concretas hay que hacerlo en periodos específicos, que pueden ser los momentos en que la ave este más expresiva. Las sesiones deben ser cortas, de no más de 15 a 20 minutos.
    • Observe al ave e identifique qué cosas del ambiente llaman la atención del animal, y hable con ella sobre estas cosas.
    • No fuerce al ave a aprender demasiadas frases de una sola vez. Es mejor trabajar pocas frases y que el ave aprenda a utilizar el tono adecuado para cada una. Si se le enseñan demasiadas frases en poco tiempo puede repetirlas sin la entonación adecuada, de una forma homogénea o fría, más parecido a como hablaría un robot futurista que no una persona.
    • Si quiere que aprenda a hablar no empiece a enseñarle a silbar. Puede enseñarle a silbar una vez que ya ha aprendido a decir las primeras palabras.
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      Enseñar a nuestro lorito a subir a nuestra mano es un ejercicio que requiere de toda nuestra concentración y paciencia, ya que para él es una acción que implica absoluta confianza en nosotros. Cualquier detalle que se nos escape podrá retrasar o afectar la seguridad del lorito en nosotros.


      Cada vez que el loro haga lo que nosotros queremos debemos decirle “bien” y premiarlo. El premio debe ser un alimento que no sea parte de su dieta diaria y que le guste mucho. Por ejemplo, pueden ser las pipas, que se las daremos únicamente como un premio cuando realice bien una acción.


      Existen muchas formas de manejarlos correctamente, es una cuestión de estilo. Sin embargo, es importante que se cumpla la condición de “cómodo y seguro” tanto para él como para nosotros. Nuestra mano debe ser una superficie cómoda y segura para él; la posición de nuestra mano y brazo debe ser cómoda para nosotros. Siempre que lo llamemos a nuestra mano o lo mantengamos en ésta, debemos hacerlo de la misma manera.


      Por ejemplo, si somos diestros, debemos manejarlos siempre subidos en la mano izquierda. De esta manera tenemos nuestra mano hábil libre. Es preciso colocar la mano bien extendida y recta, como si sostuviéramos una bandeja. La palma de la mano debe permanecer completamente horizontal, los dedos deben estar extendidos y sin dejar espacio entre ellos, flexionaremos el brazo de manera que el antebrazo quede casi vertical, el codo debe situarse cerca del cuerpo. Esta postura brinda una superficie amplia para que el lorito se sienta seguro y estable sobre la palma, aún cuando estemos en movimiento.

       

      Para llamarlo a nuestra mano cuando él esté en un posadero, le acercaremos lentamente la mano. Ésta debe situarse ligeramente más alta que el loro y justo frente a él. Conservando siempre la posición de la mano y del brazo adecuadas. Nuestro pulgar queda señalando al loro. En la mano derecha, tendremos el premio que le daremos en cuanto suba a nuestra mano izquierda. Debemos colocar la mano derecha cerrada, muy cerca y a la misma altura que la mano izquierda.

       

      Si es necesario cambiarlo de sitio, colocarlo en la jaula, en un posadero, báscula, mesa o cualquier otro lugar, que desde ahora llamaremos “estación”; entonces debemos apuntar nuestro pulgar hacia la estación, con el lorito viendo hacia nosotros, de tal manera que cuando caminemos al frente, éste no vea donde lo dejaremos. Acercaremos la mano lentamente, colocándola a un nivel más elevada y al frente de la estación. Paulatinamente, iremos bajando la mano hasta que quede paralela a la estación. El lorito preferirá quedarse en el punto más alto, por lo que debemos continuar bajando la mano. Cuando ésta haya quedado ligeramente más abajo que la estación, el lorito dará un paso hacia atrás y se quedará en el nuevo sitio. En ese momento, retiraremos la mano completando la extensión del brazo. Debemos hacerlo lentamente para que él pueda elegir el momento en que da el paso de la mano a la estación.

       

      Una situación diferente, es cuando queremos que sea él mismo quien se desplace de nuestra mano a una estación. En ese caso, lo que haremos es lo siguiente: giraremos nuestra mano dirigiendo el pulgar hacia nosotros. La estación debe estar a la misma altura o más elevada que nuestra mano. Debemos colocar la mano tan cerca de la estación como sea necesario. Siempre al frente de la estación. Con la otra mano, señalaremos con el dedo índice el punto donde debe ir el loro, para que él solo deba dar un pequeño paso al frente. En el futuro cuando haya aprendido a ir de un punto a otro, podremos aumentar esta distancia.

       

      Recordemos que la base del aprendizaje exitoso de nuestro loro depende en gran medida de la comunicación que tengamos con él, que seamos capaces de transmitir lo que queremos así como, de entender su lenguaje corporal. No podemos forzarlo para que repita algo que queremos; necesitamos que asocie cada momento que permanece con nosotros con eventos positivos. Enseñémosle a actuar con disciplina, calma y afecto, predicando con el ejemplo.

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